Mamá quemó un almanaque después de las doce
aún olíamos a pólvora
y resulta que todos esos días que pasó
devorando caricaturas de crema y vientre
ahora están incrustados en las grietas
de la tierra.
Si hubiese pensado en las efemérides
del gallo o el exudado como besos,
tal vez quisiera salar los ojos antes del brindis
en la espera.
El yeso reproduce otro hombre que vislumbra
un acceso directo al peine
por donde pasan lenguas de ventanas sucias
hasta que llega la noche
y nos ponemos a salpicar el cuerpo
con gotitas de champaña.
Todos supimos que alguien se escondió
bajo la cama de un año bisiesto,
la soledad de los cascarudos
es como un helado de limón después del fuego,
nadie sabe sus formas de disiparse.
Quizás sea mejor descansar.
2 comentarios:
tal vez si, descansar sea oportuno, pero no dejar de lado el fuego en el calendario, los golpes errantes de los cascarudos, el frio del helado ante las ultimas horas de un ciclo distante y efimero, burlon, desquiciado, tan enfermizo como el ciclo entrante, tan necesario como tus letras.
feliz año fabri!!!
un abrazo!
..."Un helado de limon después del fuego"...me gusto eso....Salud
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