diciembre 13, 2006

Destete


Después de haberse quemado la verruga en la espalda, atravesó la puerta giratoria sin disimulo y aunque un gato negro se cruzara de vereda nunca había creído en las supersticiones. Lo vio sentado en el umbral fumando, habían pasado juntos una de esas noches que nada dejan al despertar salvo una presunta sensación de no haber dormido y se fue por el ascensor envidiado por los espejos. Cruzó la calle y sus tetas extraviaron la mirada hasta estallar bajo la glucosa de enero y su sol pretérito, la atmósfera del ripio y las líneas blancas indicadoras de cierta dirección láctea. Cuando un pezón vuela, no existen enredaderas en los balcones que puedan resguardar la caída vertical. En los departamentos más altos también se escuchó el estruendo. Todos los rodados gozaron de la inercia en los pedazos de pecho y el impacto de la carne y la chapa. El gato negro vuelve a la vereda norte, a la que había sucedido en su andar armónico, en el umbral no queda vino ni pastillas. Alguien tal vez pueda leer al menos el último mensaje de texto, "que bien que la pasamos anoche"... aunque la respuesta sea de los anaqueles. Él prendió la luz con la sutil vergüenza de suponer que su desnudez lo amordazaría, el atrevimiento de cada hendija en la persiana americana descubriría antes que los ojos su prominencia pectoral. Así fueran entregadas las cavernas del cuerpo en las sábanas, hasta los misceláneos tótems, alguien tal vez pueda fingir el último orgasmo. La ciudad ajena tiene las mismas moscas de ayer, las mismas noticias de mañana y una quietud de cosas después de las tormentas. Se arrastran las trenzas y la repugnancia de los platos por estas bocas. Las perlas del collar se desparramaron por la cama en el mismo instante que crujía un hueso occipital. Y caminaban por donde se apoya la nuca, o un signo impertérrito que quema las plantas de interiores. Todos necesitamos un ventilador, un camino de tierra o un rostro cabizbajo. Entendimos la respuesta, no hay relojes que marquen horas tan exactas como las propias muñecas expulsadas del cuerpo por impulso, no hay pulso en la monotonía. Ella escapa ante tanta anestesia, la avergüenza el diván. Las manos del orfebre plagian con arcilla otras protuberancias y no encuentra otra parte material que tenga caos antes del cruce. Se siente desprotegida, ausente de las hojas que se secaron. Como un vaticinio desvalido, vendrán tiempos aplanados por el hambre y sus dicotomías. Otro Chernobyl en la columna. El reactor de los mosquitos. Él deshuesa los pómulos antes de la catástrofe, después de la luz. No la quiere entre sus pertenencias ni debajo de las batas sometida a las necesidades de ajuar. Tendrá que juntar sus restos de piel por los suburbios masticados por la oscuridad de las esquinas de hombres chicles. En nuestro bestiario no figuran las pezuñas que encontramos clavadas en la parcela de tierra infante cuando no llovía. Un hombre toca la campana antes de las doce y se desangra. Nadie goza del ruido. La presunta llegada de las sirenas suele confundirse con la simbología aberrante de las sombras. Ella se fue despacio, caminando lejos de todo. Y no dijo nada. El agua estancada que se apoya en los cordones tiene el mismo olor que su entidad desnuda sepultando tumores en las alcantarillas. El receso interrumpe otra noche de esqueletos y sabuesos. Él prefiere una caricia invertebrada, a los ojos silentes del noveno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...La ciudad ajena tiene las mismas moscas de ayer, las mismas noticias de mañana y una quietud de cosas después de las tormentas...
uyy fabri, el viaje que me regalaste fue genial, una sabiduria urbana que desgarra membarnas y pechos. un austero palizon de sabado por la noche, una guitarra estallando en el oceano, un sueño, un gato negro...
la soledad, la desigualdad humana entre sexos y miradas..
ayyy fabrio si pudiera robarte unas letras empezaria por estas dalo por contado.
abrazos hemano con todas las fuerzas posibles!

todos volvemos muy tarde hasta casa por el camino mas lejos... say Coki & killer burritos!

pronto creo q estaré en las afinidades electivas, ya he enviado mis escritos cuando los publiquen te paso el dato!
abrazos!

Guillermo Gnomo dijo...

Amigo persio que bueno es siempre tenerte como anfitrión de cada intersticio y siempre esas palabras que someten la médula... todos volvemos muy tarde hasta casa por el camino más lejos... realmente me emociona... esa capacidad de asociación... soy amigo y fanático de Coki y sinceramente también me inspiraron esas palabras para escribir el texto, gracias gracias de verdad... te espero en las elecciones afectivas