La virgen no tiene ojos. Su cara lavada no mira, el niño suave se detiene frente al barro pintado y la observa. Saca su mano del bolsillo izquierdo del pantalón manchado por el barro desvaído, el barro suyo, y acaricia el rostro. La otra mano esta inmóvil, como la eternidad de los mosquitos. Si ella lo viera no habría pausas para seguir cargando máscaras entre los instantes de las muñecas. La propuesta sería en vano, mirar para ser visto.
No sabe cuál de las dos manos pudo haberle dado runa a su mirada, si la que se mueve o la que aún permanece quieta. Piensa en la carne picada, las sandalias y el carcaj de los vecinos. Una tarde rezó en silencio un avemaría después del accidente, la misma razón por la que rezaba. Aunque tarde fue el silencio, o también un accidente. El viento le agrietó la palma hasta adivinarlo. Ninguna intensión es tan pretérita como la de tocar los ojos. El cuerpo es un infinito por donde se proyectan las imágenes de otros cuerpos y en el reflejo ninguna intersección se colma.
El lenguaje de los techos disimula toda salvedad desde el aplastamiento hasta su herejía de andamios. La mano comienza a bajar. Ahora es el cuello desafiante que aún desnudo no proclama resistencia. Sigue un camino recto, impedido. Todo lo que puede descubrirse está debajo de las formas. Aunque nada lo detiene. El niño mira iluminado por la sombra del reflector. Su otra mano sigue estacionada.
Sumido al acto de contrición cada dedo infringe la celda del santuario rediseñado a imagen y semejanza del aire venial. El manto flamea. Una virgen inhabitada no es sólo ilusión del barro.
Suele llover temprano en las moradas compatibles de la estatua y se le inundan los pies descalzos pero cesa afuera entre tanto anochecer y lo que toma vida es también un recreo figurado por lo que se decora en sus talones sin la lucidez del agua antes que otro trueno flagele el último misterio.
La mano que se mueve ingresa cálida a los secretos de la creación, cierto esoterismo complaciente con las huellas digitales. Pero el niño proclama la eucaristía con el esmero del pulgar huidizo. Palpa la consagración de los hornos, la cicatriz esculpida por otras manos y se mueve adentro, zigzagueante. Resuelve la ecuación sin evadir las reglas pálidas de la exactitud.
Ahora todo es acto. El niño alza la mano inmóvil y tapa sus ojos. Se sublevan las fórmulas, nada se despeja aún. La vergüenza de las yemas invierte el orden, si él la viera, habría una pausa que devuelva cada gesto a una malignidad vidente, la piedra del altar mojado. No mirar para no ser visto.
El niño no tiene manos. El tacto dilecto en la carne sin manchas, aunque alguien espera del otro lado para mirar sin tocarnos.
Fotografías por Fernando Marquinez
10 comentarios:
Impresionantes fotografías, aprovecho y agradezco tanto talento amigo Fernando, me ha encantado la publicación abrazos intersticiales
puede ser que te vi en plan A ?
me encantan tus textos
luli
es que en plan B también. XUXA
JE JE, DE VUELTA POR EL MUNDO, CUANTO ME ALEGRA!!!! Saludos....
Gracias Luli B Xuxa A y todas las paquitas del mundo, pudieron haberme visto en muchos lares pero nunca tuve un plan....Gracias O.b por volver a mi siempre con los ojos que no tienen las virgenes..besos!
Fabri, soy T¡n! Leí tu texto. Me gusta el clima que forma. Por momentos se hace pertuvador.
Muy bueno el blog y las fotografías, ya te agregué hace tiempo. Pero me tenés que decir cuál es el blog de Fernando, tiene muchos.
El mío, para que se peguen una vuelta, es www.egometria.blogspot.com y el de la revista EN VOZ ALTA es www.envozaltarevista.blogspot.com
UN ABRAZO VIEJO!
T¡N!
Gracias amigo tin, un gusto tenerlo y en cualquier momento le digo a Fernando que también lo agregue a mis contactos ya estoy visitando tu espacio, abrazos enormes
Primero quiero agradecerte tu paso por mi blog, bienvenido, no quería dejar un comentario sin antes leerte y leer los comentarios que dejan aquí. Me gusta la forma en que describís momentos y situaciones, están impregnadas de una delirante verdad, cruda como la verdad, aunque sinceramente pienso que la verdad no tiene cualidades somos nosotros los que carecemos o no de ellas al recibirla. Te saludo y te espero
Muchas gracias por la visita mía, que en realidad es tuya, gracias por las palabras abrazos y por supuesto prometo visitas venideras
simeoni de vacaciones???? vuelva, vuelva que se lo quiere leer un rato....
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