abril 25, 2010

Dispersión

"... nunca has visto un robot caminar para atrás, yo tenía otro concepto de vos..."
Luchi Camorra

-¿Me das tu password?
-Tengo el núcleo del techo fuera de la contraseña por sí las maquinas del ruido trazan la línea divisoria entre tu oligofrenia y mi taco aguja.
-Sólo quería incursionar tu lado entrañable, el más acongojado, el cursi.
-No entendiste qué eslabón se ha perdido desde el coincidente momento que pasaste junto al inodoro, vomitando el cuarto creciente, hasta este descenso de traqueas.
-Hace frío afuera y no estaría nada mal dormir con alguien.
-Se piensa en él como un electrón acomplejado bajo la estirpe anoréxica del Nesquik caliente.
-¿Que estás leyendo?
-Física cuántica, una nueva versión del mundo femenino o mecánica ondulatoria del pecho materno como materia, su dualidad onda-partícula. En definitiva tu percepción puede no ser la mía.
-¿Y por qué estás trabajando en una barra sirviendo tragos que seguramente no preparas con la misma intensidad con la que mueves las tetas?
-Pues porque resulta ilógico resolver la ecuación desde la radiación térmica clásica que emana cualquier objeto en equilibrio, en realidad si se suman las frecuencias que los mismos emiten, todo da infinito, hasta el borde del vaso infectado, mamado en situación electromagnética, lo que está sitiado en el cuerpo del sorbete, lo que pasa de la mirada a la boca.
-¿Estás resfriada? Pareciera que tus fosas nasales se precipitan ante la comunión que indica una respuesta, o será que mis preguntas son inapropiadas.
-Nada de lo que la ley de gravitación universal prescinda estaría fuera de mí, si la nariz y su respuesta fuesen menos unívocas y deterministas, la luz siempre entra, quieras o no siempre entra, un momentum por favor, me llama la encargada.
-Si no te hubieses acariciado tanto el pelo tal vez querría que algo se quede en mi, pero es sólo tu segundo nombre lo que me moviliza, ni siquiera el primero, es exactamente el segundo y lamento haberlo averiguado, me recuerda a una ex y este espejo siempre aparece en mi cuando la noche trasciende y algún nombre de mujer me consume como esta química oscura que está del otro lado de la madera gruesa.
-No te entiendo pero igual debo irme.
-No importa tanto si en definitiva apenas soy un cuerpo negro que absorber toda la energía que hay en mí como un objeto ideal que se superpone al mundo obtuso de las manos en estas palancas desbordantes que apenas palpan lo inevitable como resquicio o ponderación del vacío.
-¡Está bueno lo que dices! Aquí te dejo mi número.
-Es que no quisiera confundirte, a mi me gusta tu hermano y no tenía dinero para comprar un trago.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...mozo hágame otro trago para anunciar el fin de los tiempos!

Javier F. Noya dijo...

Feliz estoy por encontrar tanto talento al servicio de este delirio! Faltaría un "Tomo y obligo" Dj con quejumbrosas lámparas Led que del rojo al azul te llevaran a través de algún beso furtivo! Saludos y volveré.