septiembre 20, 2013

Efecto mosaico


I

Para que ella siga sacando llaves como espejos, algo de la anatomía  de las cosas abiertas tuvo que cerrase.
Y pensó espiralando la forma que determina que más que cosas como espejos sacaba almendras como palabras de todas las partes que dejaba entrever su sexo por un orificio en la carne,
a través de la carne que se espirala como el pensamiento aunque no piense ni saque nada.
Camina con la cabeza gacha sintiendo la presencia de todas las llaves que lleva adentro y no pudo  sacar porque no hubo evento en la piel que lo permita, ni agua en la boca que la desborde.
El fuego había trepado al cuarto círculo y era lo mismo decir que le había cercado la nuez. Ella sabía que debía escupirla como sea, soportando la inanición del silencio de los techos.
Y cuantas cosas abiertas se nombraron y cuantas cosas cerradas se desnombraron.


 II

Su efecto mosaico de estaciones pluviales se objeta el método utilizado para sacar.
Y uno cree que piensa y uno cree que saca hasta que el fuego harto de circular definitivamente llega a lo estrepitosamente neurálgico.
Llega y saca la última llave con vida que adherida a lo umbilical sale disociada de toda posibilidad de abrir algo que no contenga apertura.
Igual sale y se queda infértil en el pensamiento ahora lineal que las cosas como espejos ahora tienen de ella en tanto y en cuanto deje de seguir cerrando.

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